Pegarse un chapuzón de vez en cuando en la piscina no tendría que afectar a la manicura de tus clientas.
De hecho, en verano es cuando más aumentan las visitas en los centros de belleza para lucir manos y pies perfectos en la playa y la piscina. Sin embargo, existen un par de precauciones que deberías conocer para poder educar tus clientas si sabes que tienen intención de pasar el verano como pez en el agua.
A menos que alguien pase mucho tiempo dentro de una piscina, el cloro que se utiliza para la desinfección no debería afectar al esmalte de uñas. El problema, en cambio, puede presentarse con las cutículas o las uñas construidas.
Si tu clienta nada con frecuencia en una piscina que se desinfecta más de una vez por semana, las posibilidades de que los aceites naturales de la piel se resequen son muy probables. A causa de los químicos, las manos y especialmente las cutículas pueden quedar secas y deshidratadas.
Además, el contacto prolongado de uñas construidas (gel y acrílico) con el agua también puede ser perjudicial si no nos aseguramos una construcción perfecta. Debemos tener en cuenta no construir excesivamente cerca de la cutícula ya que con el crecimiento de la uña natural se pueden producir levantamientos. Si sabes que tu clienta va a pasar muchas horas nadando este verano recomiéndale siempre que controle durante la primera semana después de la construcción que no se produzcan fisuras. De este modo, evitamos que la humedad de la playa y la piscina quede atrapada entre la uña natural y la construcción causando serias infecciones.