¿Te muerdes las uñas? ¿Conoces a alguien que se las muerde? Por desgracia, en la mayoría de los casos una de estas dos preguntas tiene como respuesta un rotundo SÍ. Sigue leyendo y descubrirás qué hay detrás de un impulso tan dañino.

La onicofagia es el hábito de “comerse las uñas” y aunque no está considerada como enfermedad, sí lo está como patología nerviosa. Realmente nos enfrentamos a un hábito que no sólo tiene connotaciones negativas a nivel estético, sino que puede ocasionarnos problemas con nuestro organismo. Pero antes de profundizar en las consecuencias, vamos a intentar comprender las causas de este comportamiento para entender mejor a qué nos enfrentamos. Morder las uñas es para un gran número de personas una válvula de escape al nerviosismo. Es un mecanismo que utilizamos para enfrentarnos a determinadas situaciones, como otras personas pueden fumar o comer dulces. Al fin y al cabo, se trata de combatir la ansiedad llevando algo a la boca.

Causas psicológicas: cualquier estado de nervios, ansiedad, angustia, etc; puede desencadenar un impulso inconsciente y frenético de morder las uñas. El estrés, los problemas cotidianos y la presión social son algunas de las causas frecuentes.

Causas psicosomáticas: aunque es imposible generalizar a todos los casos, nos centraremos en los casos más severos, ya que en su mayoría encontramos frustraciones acumuladas, timidez y baja autoestima.
Ahora llega el momento de hablar de las terribles consecuencias que puede ocasionarnos este mal hábito.

A nivel estético: unas uñas mordidas dan muy mala imagen. Dan a entender que estamos ante una persona nerviosa, ansiosa y descuidada. No podemos ocultar nuestras manos, ya que son una parte básica de nuestra forma de comunicarnos. Comemos con ellas, trabajamos, acariciamos, etc.

A nivel emocional: las personas que se muerden las uñas son conscientes de ello y de las implicaciones que supone. Cuando la persona es consciente de que no puede reprimir este instinto se siente mal consigo misma, lo que se traduce en baja autoestima y falta de control. Esta sensación de angustia puede desembocar en un deseo mayor de morderlas, para combatir dicho sentimiento.

Para tu salud: el problema más obvio reside en los gérmenes y bacterias con los que están en contacto nuestras manos. Al llevarlas a la boca, se ponen en contacto con nuestra saliva y entran en contacto con nuestro tracto digestivo, provocando enfermedades. Por otra parte, los daños en la cutícula y la placa ungeal, pueden hacer que aparezcan deformaciones, infecciones e inflamación crónica. Además, los daños pueden ser permanentes no sólo en uñas, también en dientes y encías.

Como hemos visto, es un problema más serio de lo que puede parecer a simple vista. Lo importante es saber cuáles son las causas e intentar poner remedio lo antes posible. En la siguiente entrega de uñas mordidas, os explicaremos algunos trucos para acabar con las uñas mordidas de una vez por todas ¿Te lo vas a perder?